Datos Personales

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Buenos Aires, Argentina

Brasileras
Acquaforte
Es media noche. El cabaret despierta. Muchas mujeres, flores y champán. Va a comenzar la eterna y triste fiesta de los que viven al ritmo de un gotán. Cuarenta años de vida me encadenan, blanca la testa, viejo el corazón: hoy puedo ya mirar con mucha pena lo que otros tiempos miré con ilusión. Las pobres milongas, dopadas de besos, me miran extrañas, con curiosidad. Ya no me conocen: estoy solo y viejo, no hay luz en mis ojos... La vida se va...
Juan Carlos Marambio Catán

Negrita yace asustada
la hormiga se le durmió
-Dios ya no quiere que baile...
-me dijo y se sofoco
vamos negrita
baila hasta el fin, hacelo por mi
Los Redondos

Av. Santa fe
De a dos

La Mujer Perfecta
"Reconozco que estoy un poco cansado, pensaba mientras tarareaba esta dulce canción un sol radiante, la gente reposaba en la luz, todo ocurría normalmente transeúntes yo caminando por la calle sin saber a donde, cuando creí escuchar a alguien que me decía algo pero vi que no se le movían los labios me presto una menor atención en ese momento cuando se acerco a mí, de una manera ingenua le pregunte: vos sos mujer, no yo soy croata, croata, croata, croata comenzamos a caminar los dos en el mismo sentido bamboleándonos de una manera elegante tan linda, parecía que yo también era lindo para ella caminábamos caminábamos."
Bersuit Vergarabat

Puntos Luminosos
"Hasta donde su vista pudiera alcanzar, es decir, todo el horizonte visible, la superficie que lo rodeaba, en la que ya no era posible distinguir el agua de las orillas, parecía haberse pulverizado, y la infinitud de partículas que se sacudían antes sus ojos no poseían entre ellos la menos cohesión. Hubiese podido comparar lo que veía a un vestido cubierto de lentejuelas, si no le hubiese parecido recordar que las lentejuelas aparecen cosidas y como encimadas unas a otras casi con la misma disposición que las escamas en el cuerpo de un pescado. Esos puntos luminosos, por el contrario, no formaban ningún cuerpo, sino que eran una infinitud de cuerpos minúsculos, como un cielo estrellado, con la diferencia de que el vacío negro entre los puntos luminosos era una rayita delgadísima, apenas visible, o más bien una finísima circunferencia negra, porque la profusión de puntos luminosos que lo rodeaban transformaban el espacio negro que los envolvía en una circunferencia."
Juan José Saer