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Buenos Aires, Argentina

Silencio
" Se puede pensar rápidamente en el día que pasó. O en los amigos que pasaron y para siempre se perdieron, pero es inútil huir: el silencio está ahí. Aún el sufrimiento peor, el de la amistad perdida, es sólo fuga. Pues si al principio el silencio parece aguardar una respuesta -cómo ardemos por ser llamados a responder-, pronto se descubre que de ti nada exige, quizás tan sólo tu silencio. Cuántas horas se pierden en la oscuridad suponiendo que el silencio te juzga, como esperamos en vano ser juzgados por Dios. Surgen las justificaciones, trágicas justificaciones forzadas, humildes disculpas hasta la indignidad. Tan suave es para el ser humano mostrar al fin su indignidad y ser perdonado con la justificación de que es un ser humano humillado de nacimiento. Hasta que se descubre que él ni siquiera quiere su indignidad. Él es el silencio. "
Clarice Lispector
Sombra mía

-No seas la sombra mía- (dijo ella mirando por la ventana hacia el río. La sombra miró su contorno y su oscuridad. ¿Cómo podría ser otra cosa?)
-No sé si serías feliz sólo porque yo no fuera tu sombra, dijo la sombra.
-No quiero ser feliz, quiero ser otra.
-Cuando el día llegue seré una sombra nueva, pero de noche soy sombra de tu noche y no puedo ser más oscura.
-Cuando yo era niña, vos eras una sombra niña.
-Cuando yo era una sombra niña no nos decíamos estas cosas.
-¿Adónde ibas cuando yo dormía?
-Me sentaba al lado de tu cama y te veía soñar.
-¿Las sombras no duermen?
-No.
-¿Y ahora, a dónde vas cuando yo duermo?
-Sigo al lado de tu cama.
-¿Por qué no te vas?
-Porque no habría sombra que te acompañe.
Miriam Cairo